El planeta tierra iluminado: una imagen sintetiza y evidencia el desarrollo de los Estados y las naciones. El progreso se mide en esta imagen bajo el precepto de la energía, así, los países “desarrollados” se muestran iluminados. El Siglo XX fue el siglo de la energía, donde desarrollamos la bomba atómica, considerada por algunos como el dominio de la materia, los átomos y la energía contenida en éstos. Sin embargo, por suerte tal vez, la humanidad ha centrado su atención en otros tópicos: la información y la comunicación. Para Nicholas Negroponte de MIT, “estamos pasando de un mundo de átomos a un mundo de bits”. Para los autores suecos de Funky Business, “estamos pasando de contratar manos a contratar cerebros. La competencia tiene que ver con kilobytes, no con kilogramos”. No solo eso, la información acerca del dinero vale más que el dinero mismo, como lo son las investigaciones económicas. Actualmente la información acerca de la información contenida en los genes vale aún más que la materia genética, por ejemplo, el genoma humano (conocimiento de la información genética).
Las referencias de los jóvenes han dejado de ser las mismas, puesto que la dinámica de la sociedad en la que vivimos ha cambiado; nuevos valores y visiones hacen que el "querer ser" de los jóvenes sea diferente y apunte en otras direcciones que debemos sondear y detectar para establecer una comunicación o intervención con este amplio segmento de la sociedad. Buscar e investigar tanto referencias, como tendencias, héroes, música y producciones visuales en los jóvenes se hace necesario para llevar a cabo una comunicación actualizada.
Tomemos ahora como ejemplo un artículo de nuestra vida diaria, digamos zapatos, y veamos cómo se transforman en un objeto de culto al ser tenidos en cuenta los héroes y los puntos de referencia tanto en jóvenes como en jóvenes-adultos.
Nike-Transformers:


Adidas-Darth Vader (Villano de Star Wars):



New Balance-Joy Division (banda de New Wave de la cual obtuvimos el nombre de nuestra empresa):



Artículo dedicado a Froguberto Gómez Méndez

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